Decía el otro día que tenía una extraña sensación y conseguí darme cuenta de lo que era: la depre porque se acaban los calores, los tirantes y las sandalias.
Pero ahora estoy indignada. En radio prensa y televisión, en la panadería y entre los mayores, sólo se oye hablar estos días del gran notición: atención, atención que llega el estrés posvacacional.
Parece que ha acabado la crisis del mundo y lo único que importa es que hay gente que se estresa cuando tiene que volver al curro.
A mí me parece normal que se estresen, pero creo que lo hacen los unos a los otros, de tanto darle vueltas al tema. Pues claro que sí. Se acaban las vacaciones y hay que volver a la vida normal y muchas personas no quieren. Yo pienso que no saben (o no pueden) disfrutar de su curro y de lo que hacen y por eso lo llevan tan mal. Dice mi ama que ella suerte tiene por currar y que no piensa quejarse (demasiado).
Me doy cuenta que entre los adolescentes seguimos un patrón parecido y hablamos del comienzo del curso todo el rato y en términos de horror, sufrimiento, desolación y catástrofe. Y ya me cansa y me niego a pensar que el estado normal del ser humano sea el sufrimiento o anclarse en la queja. Me recuerdan a esos niños que se pasan el día diciendo a todo “¡Qué asco!”, “¡qué rollo!”.
Han sido tres maravillosos meses en los que ha dado tiempo a muchas situaciones nuevas: primeros amores, primeros desamores, aprender nociones básicas de cocina de supervivencia, conocer gente nueva, horas al aire libre, horas de tele y ordenata….y la consola….Como si fuera el paraíso y ahora volver a meterme en el aula, con los profes y mis compañeros y compañeras…da mucha pereza, la verdad.
Pero por otro lado, tengo ganas de ver a mis colegas, que a la mayoría no los veo desde junio…Y estar todos juntos de nuevo y contarnos todo lo que hemos hecho…
Además, este año empiezo bachiller y aunque no me encante estudiar, hay asignaturas nuevas que tengo ganas de conocer desde hace años.
Y que esto no se acaba, que aún quedan unas cuantas fiestas a las que ir y al final también llegará el momento en que me apetezca ponerme la ropa de invierno y disfrutar en el frío…
Me indignaba al principio porque todo ese malestar que me rodea me influye y me ataca y no quiero que me devore, porque yo quiero avanzar hasta la siguiente casilla….¡¡¡aunque no sé si va a haber suficientes despertadores en casa para los primeros días!!!
Imagen vía: Faro